A mí no me engaña esta zorra, aunque tenga que decir con mucha pena que es mi novia. Llega a casa con la bolsa del gimnasio al hombro, pero yo sé bien que viene de estar con otro tío. Para acallar mis sospechas, se pone cariñosa y me baja los pantalones, porque sabe que me encanta el sexo oral y que me coma los huevos. Pero desde ahí puedo oler el semen de otra en su boca, sé que se la ha chupado a un maromo y se ha tragado su lefa. La voy a mandar a la mierda a esta cerda infiel… pero antes que acabe el trabajito, y de paso le follo el coño por última vez.